Abro los ojos y me incorporo poco a poco. Fuera está nevando y la luz de luna ilumina mi habitación parcialmente. Bajo de la cama y ando descalza hasta el armario. Me pongo una sudadera ancha, un gorro y unas zapatillas.
Salgo de casa con las llaves en el bolsillo y echo a andar despacio, dejando que la nieve hiele mis desnudos muslos. Hace un frío atroz, pero me gusta sentirlo directamente en mi piel.
Llego hasta un pequeño parque. Me meto con cuidado en la pequeña casita de juguete, donde podré estar resguardada.
Veo cómo la nieve cae con elegancia. Algún que otro copo se cuela por las pequeñas ventanas de la casita y veo cómo choca contra el suelo de madera o contra mis muslos.