En aquellos momentos solo pensé en él. Tenía que llamarle, contarle lo ocurrido, escuchar su voz tranquilizándome.
Marqué su número a toda prisa, entre sollozos, pude pronunciar su nombre.
"Tranquila -me dijo-. Estoy aquí"
Aquello me hizo romper el llanto totalmente. Quería tenerle a mi lado, hundir mi cara en su hombro y aferrarme a sus palabras: olvidar lo ocurrido.
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Por ayudarme siempre, por ser mi niño preferido, por ser mi marido, por hablar conmigo hasta que amanece, por dejarme darte consejos del color de tus uñas de los pies... Por muchas cosas: te quiero
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