Sé que nunca le veré, que nunca será mío, que nunca podré perderme en su mirada y fundirnos en un abrazo bajo la lluvia otoñal.
Sé todo eso. Pero no sé por qué me afecta saber que es verdad todo eso. Saber que es de otra y no mío, saber que nuestros labios nunca encontraran el calor del otro.
Odio a mi mente por hacerme creer que es posible. Odio a mi corazón por ese sentimiento hacia él.
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