
martes, 17 de enero de 2012
Lluvia
Me sentía furiosa. La sangre hervía dentro de mi cuerpo. Las ganas de romper algo eran cada vez más intensas. Apreté los puños, sintiéndo cómo las uñas rasgaban la palma de mi mano. Contuve un grito enfurecido, dejando que las gotas de lluvia recorrieran mis mejillas. Cerré los ojos y alzé la cabeza al cielo. Las incontables gotas de agua fría terminaban su viaje al chocar contra mi cuerpo y eso me tranquilizaba. Permanecí un par de minutos quieta con los puños ya abiertos. Abrí los ojos y me froté los fríos dedos entre sí para entrar en calor.


Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario