martes, 15 de noviembre de 2011

El vestido azul

Al llamar a la puerta, se arrepintió de haberse escapado de casa para acudir a una fiesta que ni si quiera sabía quién la organizaba. Se había puesto un vestido viejo vestido de su madre.
La música estaba a todo volumen dentro de la casa y se podía oír desde el principio de la calle. En el salón, la gente bailaba y bebía cerveza barata. En el jardín, varios chicos desafiaban a las chicas a bañarse desnudas con ellos en el jacussi.
Subió las escaleras en busca de un poco de calma en cuanto tuvo oportunidad y entró en la primera habitación. Era un cuarto sencillo, con una cama de matrimonio y un espejo. Nada más.
Se sentó en una esquina de la cama y respiró hondo unas cuantas veces. Un carraspeo la sobresaltó.
-¿Se puede? -dijo un chico abriendo la puerta.
Ella no contestó. Se limitó a mirarle asustada.
-No me suena tu cara -se sentó a su lado-. ¿Puedo preguntar con quién vienes?
-Me llegó un mensaje al móvil. No sé de quién.
-Entonces tú debes de ser Alicia, ¿me equivoco?
La chica se levantó de pronto con los ojos abiertos de par en par.
-¿Cómo sabes mi nombre? -titubeó.
-Fui yo quien te envió ese mensaje -rió-. Pensé que no venías.
-¿Cómo conseguiste mi número? ¿Quién eres?
-Eso no importa ahora -se encogió de hombros tras colocarse frente a ella.
De repente, los labios de él, le parecieron irresistibles, carnosos, suaves...
-Bonito vestido- le susurró él besándole el cuello lentamente.

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