Tengo frío. Me siento sola, abandonada, vacía. No siento las lágrimas caer por mis cachetes, pero sé que están ahí. Se me nubla la vista hasta tal punto que me duele manterner los ojos abiertos.
Una. Una palabra comenzó a amargar mi día.
Pero luego vino su sonrisa, como si hubiera oído el quejido sordo de mi mente, para socorrerme y para despejar la tristeza.
No sé por qué, pero no funcionó del todo.
Quizás por lo que pasó después, quizás porque no quise hacerme ilusiones con su brillo angelical.
Quizás...
Quizás no pueda avanzar más y tenga que quedarme aquí sola.
Me da miedo eso. Me da miedo estar sola, sin nadie que me susurre al oído antes de ir a dormirme, sin nadie...
No hay comentarios:
Publicar un comentario