Mi mente ya no es capaz de recordar el momento exacto en el que tus ojos marrones encontraron los míos. Esa mirada de confianza y simpatía, hizo que enseguida nuestros corazones entraran en contacto a pesar de que nuestras voces no habían invadido la mente de la otra.
Nuestros "enfados" han sido muy estúpidos y, los pocos que hemos tenido, los hemos sabido resolver.
Te conozco demasiado y ya eres como una parte de mí. Sabes que no me gusta verte triste y que me da rabia no poder ayudarte en algunas cosas.
Me encanta verte sonreír y poder escuchar tu risa casi todos los días. Eso me hace sentir bien porque sé, que por un momento, olvidas todo lo malo.
Te quiero, y no sabes cuanto
No hay comentarios:
Publicar un comentario